Finanzas Claras
¿Por dónde se escapa el dinero?
Te has preguntado mil veces: ¿por dónde se escapa el dinero? Gestionar tu economía no es tan difícil, pero hay que seguir ciertos principios. Sobre todo porque las consecuencias de una decisión no se ven inmediatamente. Por eso a veces es necesario poner de manifiesto los errores más comunes que te impiden ahorrar en el día a día.
En este vídeo de Borjo puedes descubrir, en un minuto, cuáles son los tres errores básicos que precipitan una pérdida del ahorro: no controlar los gastos, caer en compras superfluas y renunciar a tratar los gastos variables como gastos fijos.
Y, si tienes más de un minuto, en este artículo nos extendemos un poco más con las explicaciones.
Controlar los gastos
El presupuesto familiar
La mejor arma para establecer ese control de gastos es, sin duda, un presupuesto familiar.
Te hemos explicado en otras ocasiones cómo elaborarlo y aquí puedes encontrar una plantilla de ahorro y presupuesto.
Aunque en estos artículos lo encontrarás mucho más detallado. Te hacemos un resumen:
- Debes hacer un estudio de los ingresos regulares con los que cuentas.
- Y llevar un registro de tus gastos fijos, sin olvidarte ninguno.
- Divídelos en categorías para ser consciente de las partidas de gasto.
- Compara ingresos y gastos y verás por dónde se escapa el dinero.
Categoriza los gastos fijos
Los gastos fijos más habituales son: vivienda (alquiler o hipoteca), cesta de la compra, energía, transporte (gasolina, transporte público), educación, seguros, suscripciones…
Hablamos de partidas que parecen difíciles de ajustar, pero en los que se pueden hacer grandes ahorros sin grandes renuncias, como explicamos más adelante.
Además, no te será difícil anotar todos los gastos fijos. Es importante porque te permitirá prever el dinero con el que seguro que no vas a contar.
Herramientas de control de gastos
Hay muchas herramientas que te ayudan a categorizar gastos y a compararlos con los ingresos, para establecer un presupuesto. Muchas personas son aficionadas a las hojas de Excel, que van rellenando con lo que ingresan y con lo que gastan, comprobando sus cuentas y los extractos de sus tarjetas.
Pero actualmente la funcionalidad de las apps móviles está desbancando ese antiguo sistema. Aplicaciones como la de Oney te ayudan a consultar los movimientos de tus tarjetas en cualquier momento desde tu móvil.
Pero, ¿qué pasa si el dinero del mes, tras pagar los gastos, no permite ahorrar? En ocasiones, se puede mejorar tal y como explicamos en el siguiente punto.
Huir de las compras superfluas
Un ahorrador debe aprender a estirar su dinero al máximo, renunciando a lo menos posible. Para ello, es muy importante lo que hablamos en el punto anterior: categorizar los gastos. Porque comer todas las semanas jamón del bueno no puede ser más importante que calentar tu casa en invierno.
Pero también es muy valioso conocer el lugar exacto donde se puede encontrar ese jamón bueno al mejor precio. Así el presupuesto nos cundirá más y no tendremos que renunciar a cosas que nos hagan felices.
Mantén las compras superfluas bajo control
Además de convertir los gastos variables en fijos, hay sistemas muy útiles para discriminar gastos imprescindibles de gastos superfluos. Ya hemos hablado en otras ocasiones de la regla de ahorro 50-30-20, que consiste en dedicar el 50% de tus ingresos a las necesidades básicas, el 20% al ahorro y el 30% restantes a necesidades superfluas.
Pero todavía existe otra posibilidad: conseguir que los gastos imprescindibles te cuesten menos dinero.
Aprende a realizar siempre la mejor compra
En anteriores artículos te hemos dado trucos prácticos para conseguir el mayor ahorro posible en el consumo. Ya sea al hacer la cesta de la compra como al repostar gasolina, quien se toma en serio la búsqueda de la opción más económica acaba ganando a largo plazo.
Hace poco decíamos que, según la OCU, comprar en supermercados baratos ofrece una media de ahorro anual superior a 900 euros. De la misma manera, repostar en gasolineras low cost, como las que encontrarás en establecimientos Alcampo, ha llegado a suponer un ahorro de hasta 50 céntimos el litro con respecto a las más caras.
Eso, a fin de mes, se nota. Y a fin de año más aún. Si consigues adquirir unas rutinas que te ayuden a acudir siempre a los establecimientos más económicos, y las refuerzas con unos hábitos de consumo responsable en el hogar, con los que combatir el despilfarro de alimentos, agua y energía, dispondrás de más dinero para ahorrar o para gastar en compras más superfluas.
Convertir los gastos variables en gastos fijos
Pero si de verdad quieres ponerte en serio con el ahorro, puedes ir un paso más allá. Una vez que ya has detectado todos tus gastos fijos, tienes la posibilidad de poner las bridas a los gastos variables.
¿Cuáles son estos? Pues ese afterwork en el que no pensabas liarte, esas zapatillas de correr que aún no necesitas renovar, pero que has visto súper rebajadas, ese plan de fin de semana del que te enteras a última hora, comprar unos auriculares nuevos, que se han roto… Es decir, gastos, habitualmente prescindibles, difíciles de prever.
¿Cómo puedes controlar algo tan difícil? La mejor idea es reservar una partida especial para gastos variables en tu presupuesto. Así, cuando te topes con un desembolso de este tipo, tendrás muy fácil saber si lo puedes afrontar o no: si ya te has gastado la partida mensual para variables, tendrás que rehusar y esperar al mes siguiente; de lo contrario, adelante con él.
Esto implica fuerza de voluntad, claro: a nadie le gusta tener que renunciar a tomarse unas rondas porque se le ha quedado seca la partida de gastos variables. Pero el beneficio es enorme.
Cuando sepas cuánto te cuesta vivir cada mes y cuánto dinero tienes para sufragar gastos fijos y variables, averiguarás también qué dinero resta para otros gastos, para invertir o para ahorrar.
Es decir: sabrás por fin por dónde se escapa el dinero. Y saber esto es el primer paso para taponar todas las vías de escape. Lo notarás, seguro.
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