Finanzas Claras
Cómo pasar unas vacaciones sostenibles

El verano está para desconectar, cambiar de escenario, comer helado sin remordimientos. Y, si se puede, hacerlo sin dejar una huella ecológica más grande que la toalla en la playa. Porque sí: se puede viajar y disfrutar sin arrasar con el planeta. Basta con hacer algunos ajustes y mirar las vacaciones con otros ojos. Más verdes.
Aquí van 10 consejos para pasar unas vacaciones sostenibles, disfrutar sin culpa y, de paso, dar ejemplo sin necesidad de ir predicando con la compostadora a cuestas.
Elige bien tu destino
¿Dónde vas a ir? No todos los destinos tienen el mismo impacto medioambiental. Viajar al otro lado del mundo en avión para pasar cinco días en un resort puede sonar muy tentador, pero deja una huella de carbono importante.
¿Y si en vez de eso descubres un rincón precioso a pocas horas de casa? España está llena de reservas naturales, pueblos con encanto, rutas de senderismo, playas vírgenes y alojamientos rurales que no salen en los reels… todavía. Viajar cerca no es aburrido: es eficiente, económico y sorprendente.
Menos avión, más tren o coche compartido
Sabemos que no siempre se puede evitar volar. Pero si tienes la opción, opta por medios de transporte más sostenibles. El tren es el gran olvidado del turismo moderno y, sin embargo, es cómodo y produce mucha menos huella ambiental que el avión.
Si el tren no llega a tu destino, considera compartir coche. Hay apps para eso, pero también vale con hablar con ese primo que siempre va al pueblo en agosto.
Apuesta por alojamientos responsables
Dormir en un sitio con encanto es importante. Dormir en un sitio con encanto y conciencia ecológica, mucho mejor.
Busca alojamientos que tengan certificados de sostenibilidad, que apuesten por el consumo local, que minimicen residuos y ahorren agua. Desde ecohoteles hasta casas rurales gestionadas con mimo, hay una oferta creciente para quien quiere descansar sin dañar.
Y si vas de camping, elige uno con gestión de residuos, baños secos o energía solar. La naturaleza te lo agradecerá.
Viaja ligero: tu maleta también tiene huella
¿Realmente necesitas cinco pares de zapatos para siete días? Cuanto más pesa tu equipaje, más combustible consume el transporte que usas. Así que hazle un favor al planeta (y a tu espalda): reduce el equipaje.
Además, viajar ligero te hace más ágil, más libre y menos esclavo del armario portátil que llevas a cuestas.
Apoya el comercio local (y evita souvenirs made in donde sea)
La pulsera de coco que te venden en la playa puede parecer artesanal… hasta que ves la etiqueta: “Made in China”.
Comprar recuerdos fabricados a miles de kilómetros no tiene mucho sentido si estás intentando reducir tu huella. Mejor apuesta por artesanía local, productos hechos a mano, gastronomía de la zona. Así apoyas la economía del lugar y te llevas algo auténtico. Dos por uno.
Respeta el entorno natural como si fuera tuyo
Tira la basura donde toca. No arranques flores. No te lleves conchas de la playa (por muy bonitas que sean). No hagas ruido en medio del bosque. No des comida a los animales salvajes ni los persigas para conseguir una foto. Parece sentido común, pero cada verano se repiten las mismas historias.
El planeta es nuestra casa. Si vas de visita a casa ajena, no dejes todo patas arriba. Pues eso.
No todo el ocio necesita electricidad
A veces confundimos “vacaciones” con “pantallas”. Y aunque un maratón de series tiene su momento, intenta que tus planes incluyan actividades con bajo impacto: leer bajo un árbol, hacer kayak, caminar por un sendero, dibujar con tus hijos… El mundo real tiene más resolución que la 4K.
Agua y energía: gasta solo lo justo
Ducharse está bien. Ducharse durante media hora como si no hubiera sequía, no tanto.
Igual con el aire acondicionado: sí al confort, no al polo ártico en la habitación. Ventila por la noche, baja persianas durante el día, bebe agua fresca y viste ropa ligera. No necesitas convertir el apartamento en un iglú.
Pequeños gestos que ahorran agua y energía sin sacrificar comodidad.
Comer también puede ser un acto sostenible
Prueba el producto local, de temporada, de proximidad. Evita los buffets gigantes donde más de la mitad de la comida acaba en la basura. Elige restaurantes que trabajan con productores del entorno. Y si cocinas, compra en mercados.
¿Y la carne? No hace falta volverse vegano de golpe, pero reducir su consumo en vacaciones también es una buena decisión para el planeta (y para la digestión).
Cuida tu impacto digital
Parece que no tiene nada que ver con viajar, pero el uso de datos también contamina. Cada foto que subes, cada consulta que haces a un chat de inteligencia artificial, cada vídeo que compartes en 4K, cada historia en bucle consume energía en centros de datos repartidos por el mundo. Y además, ensancha tu huella digital.
No se trata de no compartir nada, sino de ser conscientes. A veces basta con disfrutar el momento sin grabarlo todo. La sostenibilidad también es saber desconectar.
Y un último consejo extra: no te obsesiones, pero sí responsabilízate
Ser sostenible no significa hacerlo todo perfecto. Nadie te va a poner nota. Lo importante es moverse con intención, pensar un poco antes de actuar y tomar decisiones que, en conjunto, sumen.
Cada gesto cuenta. Y cada viajero consciente ayuda a que el turismo no sea solo una fuente de ingresos, sino también de respeto y equilibrio.
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