Cómo ahorrar consumiendo alimentos de forma inteligente

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Si pruebas a buscar en Google cómo evitar el despilfarro de alimentos, encontrarás muchas ideas sobre qué hacer con la comida sobrante o pasada de fecha. Ya sea a través de cocina de aprovechamiento o con trucos domésticos, lo cierto es que adquirir la costumbre de reutilizar antes de desechar es muy positiva.  Aunque posiblemente esto no te ayude a reducir el gasto o a conseguir ahorrar.

Para resolver el problema del derroche alimentario (1.300 millones de toneladas de comida anuales según la FAO) no basta con saber qué hacer con los pasados de fecha. Se trata de que los alimentos ni sobren ni caduquen. Es decir, es un asunto de consumo inteligente. Y una gran parte de su solución radica en aprender a comprar.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida como FAO, acrónimo de Food and Agriculture Organization) afirma que, en un mundo en el que casi mil millones de personas no tienen la comida garantizada, un tercio de los alimentos producidos se pierde o se desperdicia.

En los países en vías de desarrollo, se pierde un 40% de los alimentos que se producen, en los países industrializados se desperdicia un 40% de los alimentos que se comercializan. Existe, por tanto, un problema con nuestra cultura de consumo.

A continuación analizamos 3 momentos clave en los que puedes actuar de forma activa para aliviar este problema:

  • En el momento de comprar
  • En el momento de almacenar y consumir
  • Después de consumir

En el momento de comprar

La premisa es clara: debemos comprar menos cantidades y asegurarnos de que nos llevamos solo lo que necesitamos. Para ello, podemos recurrir a varios consejos:

1. Planificar

En lugar de acudir al supermercado y comprar a nuestro antojo, es útil llevar una lista de los productos que hemos ido echando en falta y procurar no salirnos de ella. También es muy recomendable diseñar menús semanales, esto no sólo te ayudará a comprar sólo lo que necesitas, sino que además te supondrá un notable ahorro de tiempo en tu cocina y enriquecerá tu alimentación.

4. Comercio de proximidad

Busca comercios de proximidad. Te ayudará a hacer compras más pequeñas. Cuando dependemos de los grandes centros comerciales, nuestras compras suelen ser menos frecuentes y más voluminosas. Así se vuelve más difícil calcular qué vamos a necesitar.

2. Ceñirse a lo planeado

Una vez en el establecimiento, compra sólo lo que figura en tu lista. No te dejes seducir por las ofertas de productos que no venías a buscar. Calcula las cantidades que precisas para tus comidas. Y nunca hagas la compra con hambre.

3. Aprovechar la tecnología

Si eres de esas personas que encuentran toda la motivación que necesitan en las nuevas tecnologías, encontrarás muchas apps que te ayudarán a optimizar tu compra: hacer listas, comparar precios, etc. Bring es la más utilizada de todas, pero existen otras opciones como Organicity o las que ofrecen los mismos supermercados, como la app de Alcampo.

5. No comprar con los ojos

Hay muchos productos frescos que son desechados únicamente por feos, a pesar de conservar la misma frescura y cualidades alimenticias, es lo que se conoce como ugly food. Dales una oportunidad, en muchas ocasiones te saldrán más baratas y sus beneficios son los mismos. Recuerda que, para acabar troceada en un puchero de lentejas, da igual que una zanahoria sea bonita o fea.

El momento de almacenar y consumir

Una vez llegas a tu casa con las bolsas de la compra, los expertos insisten en que lo importante es tener muy claro qué alimentos debes consumir en primer lugar: los más próximos a perecer o a perder su frescura.

Para lograrlo, hay varios consejos:

1. Rotación

No guardes tus alimentos recién comprados en la primera línea del refrigerador. Sitúalos al fondo y trae los que están allí (más viejos) al frente.

Así estableces una rotación que te facilita utilizar en primer lugar los productos a los que les quedan menos días de frescura.

2. Consumir según la fecha

Recuerda que las fechas clasificadas como “consumir antes de” señalan el período en el que es seguro consumir el alimento, por lo que, vencida esa fecha, no debes ingerirlo.

La fecha “consumir preferentemente antes de” señala que la calidad del producto es mejor antes de sobrepasar esa fecha, pero que seguirá siendo seguro después. En este caso, aún puedes consumirlo.

3. Refrigera y congela

Sitúa la temperatura de tu nevera entre 1 y 5 grados para una conservación máxima.

Congela los alimentos frescos o ya cocinados que no vas a poder utilizar antes de que se deterioren (carne, pescado, purés, fiambres, etc), es la mejor forma de garantizarles una segunda vida.

Después de consumir

Si has hecho una compra responsable y has almacenado correctamente tus productos, utilizando primero los más próximos a perecer, estarás notando una reducción muy notable en el despilfarro de alimentos en tu casa.

Recuerda que los restos orgánicos que ya no puedas consumir pueden reciclarse como compostaje: en las principales ciudades españolas ya puedes encontrar el contenedor marrón, de basura orgánica; tómate en serio la clasificación de residuos para su reciclado.

Si, aún así, todavía sientes cierta incomodidad por la cantidad de alimentos que te sobran, es el momento de recurrir a recetas de aprovechamiento y trucos domésticos.

Los posos de café son muy eficaces como abono por su alto contenido en minerales. El aceite puede reutilizarse como jabón…

Hay muchas alternativas para poner tu granito de arena y fomentar así el consumo sostenible.

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