6 (buenas) razones para ampliar tus conocimientos financieros

Conocimientos financieros

Las finanzas afectan a nuestra vida diaria de una manera determinante. Sin embargo, una gran parte de la ciudadanía desconoce los grandes conceptos financieros. ¿Es lo mismo economía y finanzas? ¿Qué significan conceptos como rentabilidad, intereses, amortización?

A pesar de que son conceptos que afectan al día a día como usuarios de productos financieros, no es fácil tener todo el conocimiento. Por suerte, actualmente hay muchas alternativas para que puedas ampliarlo. Tutoriales, cursos a precios muy asequibles y blogs de contenido financiero como el de Oney con mucho contenido interesante para todos los niveles.

Si aún no te hemos convencido, te recordamos 6 buenos motivos por los que deberías ampliar tus conocimientos financieros:

Tomar mejores decisiones

La vida financiera es larga, pasa por distintas etapas y está sometida a muchísimas variables. Hay momentos en que necesitas endeudarte para emprender proyectos y otros momentos en que te conviene ahorrar o invertir.

Al mismo tiempo, los productos financieros que invaden el mercado son muy numerosos y muy diferentes entre sí; pueden alcanzar una gran sofisticación, distinto nivel de riesgo y un sinfín de características que los hacen muy adecuados para unas personas y muy inadecuados para otras.

Conocer todas estas realidades te ayudará a ser dueño de las decisiones que tomas para tu dinero. Y, como ya expusimos en posts anteriores, cuando hablamos de finanzas, saber decidir lo es todo.

Proteger tu dinero

Las preferentes, Afinsa, Bernie Maddof… A lo largo de las últimas décadas han saltado a la prensa suficientes casos de fraude como para justificar toda la formación financiera que podamos adquirir. Pero no hace falta irnos a ejemplos tan extremos.

La presión de comerciales poco profesionales o sin escrúpulos puede empujarte a arriesgar tu dinero sin necesidad en productos que no entiendes y que no te han explicado bien. Por el contrario, mantenerlo improductivo en el lugar equivocado a veces supone un goteo en comisiones o una pérdida de valor que lo haga mermar sin que apenas te des cuenta.

Incluso, a veces, el peor enemigo puedes ser tú mismo, cuando te lanzas a decisiones temerarias porque no tienes una mínima capacidad de analizar el mercado (como tantos que se hipotecaron sin disponer de los suficientes recursos). Con la suficiente educación financiera, estarías preparado para salvaguardar tus ahorros de estas y otras amenazas.

Ahorrar: Disponer de más y disponerlo mejor

Si, a lo largo de su vida, una persona decide invertir, ahorrar, planear su futuro o endeudarse, lo hace por un único motivo: tener más dinero o administrarlo mejor. Esa persona experimentará éxitos y fracasos. Pero siguiendo unos mínimos criterios de sentido común, lo habitual es que, si aplicas lo que aprendes, tu dinero acabe produciendo más dinero.

Si adquieres una formación financiera básica, conocerás el camino a seguir. No sólo eso, también tendrás claro cómo sacar el mejor partido a tus ahorros, fruto de tu trabajo, para poder disponer de ellos en el futuro o en caso de emergencia.

Prepararte para emprender

Por mucho que te quieran convencer de lo contrario, montar tu propia empresa no depende solo de que tengas una gran idea. Una vez te lances, descubrirás que necesitas trabajar a lo bestia y enfrentarte a dilemas que no sabías ni que existían. Conseguir financiación es uno de esos dilemas, y puede ser tremendamente enrevesado.

Y tampoco te vendría mal saber qué hacer con los primeros beneficios que obtengas. Si antes de iniciar tu propio proyecto te apuntas a algún curso en que te enseñen los rudimentos de la función financiera, tendrás mucho ganado.

Y puede que dependas más de ti mismo a la hora de tomar decisiones que conciernan la marcha de tu nueva empresa.

Tener opinión allí donde las finanzas importan

La propiedad, heredada de un pariente, que compartes con otros 15 familiares. El comité de tu empresa. La asociación activista en la que te has involucrado. La fundación a la que pertenece el colegio de tus hijos. La tesorería de la federación del deporte que practicas. La junta de vecinos de tu edificio.

En todos estos ámbitos, saber de finanzas te otorga un peso especial y te permite estar seguro de que el dinero común ni se malgasta ni se presta a experimentación, y que además los esfuerzos se destinan a objetivos asequibles. Si ampliamos el contexto, nos encontramos con que una educación financiera mínima te sirve incluso para decidir a qué partido votar, analizando los programas electorales o la gestión durante la pasada legislatura.

En realidad, las finanzas constituyen una disciplina transversal, que alcanza a casi todas las actividades en las que puedas participar. Hay pocas cosas tan útiles y, al mismo tiempo, tan desconocidas.

Añadir valor añadido a tu currículum

Por ese mismo motivo, porque las finanzas permean cualquier actividad, conocerlas supone un valor en tu experiencia académica y laboral. Aconsejar al dueño de la pyme en la que trabajas.

Hablarle de tú a tú al cliente financiero al que provees de soluciones informáticas. Explicar seguridad las ventajas de la financiación que ofreces a quien te va a comprar un coche. La casuística puede ser eterna, y los empleadores sabrán apreciarlo.

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