Ahorrar controlando la temperatura de la calefacción

¿A qué temperatura tienes el termostato de la calefacción de tu casa, ahora que comienza el otoño? Algunas figuras públicas presumen incluso de ponerlo a diecisiete grados. Alegan que los pequeños gestos ayudan a ahorrar. Muchas de estas declaraciones han generado controversia en redes sociales. Pero, en cualquier caso, se planteaba una cuestión importante en dos aspectos: el del ahorro energético y el de la sostenibilidad.

Porque, ¿cuál es la temperatura a la que puedo debo poner la calefacción para ahorrar? ¿Y a qué grados puedo poner los radiadores para no perjudicar el medioambiente, pero manteniendo mi casa caldeada?

En tiempos de aumentos de la factura y con las crisis geopolíticas afectando al flujo normal del suministro, es más que necesario contar con información detallada al respecto.

En busca de la temperatura ideal para ahorrar en calefacción

La mayoría de los expertos, institutos, organismos y demás referencias en materia energética coinciden: la temperatura más adecuada, durante el día, para ahorrar y mantener unos niveles dignos es la que va de los 21 a los 23 grados. Eso durante el día, ya que durante las horas de descanso se puede bajar hasta los 17 grados. De noche las exigencias de calor son menores, mientras no estamos operativos. ¿Y cómo conseguir esa temperatura?

Ahorrar no es el único motivo para bajar la temperatura de la calefacción

Ya sabemos que controlar la temperatura de la calefacción ayuda a ahorrar. También conviene tener en cuenta que superar los 23 grados provocará, a la larga, malestar dentro de la vivienda. La razón es que se genera un aire más reseco, que hace que el ambiente esté cargado. Sin darnos cuenta, podamos desarrollar dolores de cabeza y sensación de pesadez (algo que se puede mitigar, por otra parte, con aparatos humidificadores o recipientes de agua colocados en los radiadores).

Además, se calcula que por cada grado que subimos la temperatura doméstica en invierno, estamos incrementando en un 7% el consumo de energía, con el correspondiente impacto medioambiental. Aumento quedará reflejado en la factura en unos 7 euros, si nuestro gasto mensual es de 100 euros. Y, si subimos la temperatura hasta 26 o más grados, el gasto podría crecer hasta un 50%. El premio de una temperatura primaveral en casa es una factura considerablemente más elevada.

¿Encender y apagar, o mantener?

Durante años ha prevalecido la creencia de que mantener todo el día la calefacción encendida resultaba más económico que encenderla y apagarla. Al dejarla encendida, supuestamente se conseguía una temperatura estable con menor gasto. Pues bien, la OCU desmiente ese extremo y aboga por el encendido y apagado. Las horas en las que no se usa cuentan a favor del ahorro en la factura.

Aliados para ahorrar en la temperatura de la calefacción: el termostato inteligente

 Otro elemento en el que coinciden los analistas del ahorro y la diversificación energética es el del uso de los termostatos. Estos aparatos permiten programar las horas de encendido y apagado, con lo que consiguen ese ideal de la «eficiencia energética» en tu propia casa.

Con ellos se pueden establecer las horas de encendido y apagado en función de tus entradas y salidas a la vivienda. Así se consigue llegar a un hogar caldeado y sentir, precisamente, esa sensación de hogar. Porque buscar ahorrar con la temperatura de la calefacción no tiene por qué estar reñido con el bienestar.

Como también son muy útiles los enchufes inteligentes o temporizadores mecánicos, conocidos popularmente como «aparatos para regular la corriente eléctrica». Mucho más fáciles de usar que un termostato, así como también mucho más baratos y accesibles: los podrás encontrar en tu ferretería más cercana o a golpe de clic en el comercio online por un precio que ronda los tres euros. Una buena inversión para tu economía doméstica.

Cómo ventilar tu casa en invierno sin perder calor

Huelga recordar lo importante que es orear la vivienda, para contar con un ambiente limpio, fresco y despejado. También para expulsar ácaros y demás partículas indeseables, y evitar la formación de moho y la acumulación de polvo. Pero cuanto se abre una ventana se pierde, inevitablemente, parte de esa temperatura agradable que nos proporciona la calefacción.

Aquí nos encontramos de nuevo con dos escuelas al respecto. Los que, por un lado, recomiendan abrir las ventanas de par y en par. Una ventilación integral por un corto espacio de tiempo. Por otro lado, los que optan por dejar entornadas las ventanas y realizar, durante un tiempo más largo, una ventilación parcial.

Son pequeños trucos que, sumados, se notarán en una factura de luz más asumible. Como el de usar una ropa adecuada para estar en casa. Una serie de prendas que te harán sentirte mejor en tu día a día sin tener que poner la calefacción a tope. Como leggins ajustados, calcetines gruesos, tobilleras, zapatillas con borrego en su interior o camisetas de interior térmicas. También es importante contar con una buena ropa de cama, edredones de calidad dentro de las fundas nórdicas. Y, ojo, también se recomienda el uso de alfombras e incluso de moqueta para preservar el calorcito doméstico por más tiempo.

Por lo demás, no hay invierno que cien días dure.

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