¿Cómo funcionan los ETF?
El funcionamiento de los ETF es peculiar. Cuando alguien quiere comprar parte de esa cesta (una participación en un ETF), las instituciones le dan una caja con activos sacados de dicho ETF. Y si alguien quiere vender su caja, la institución la abre y le da al vendedor los activos que hay dentro, para que lo haga. Esto hace que sea fácil y flexible invertir en diferentes cosas a través de estos fondos.
De esta forma, los Exchange Traded Funds fusionan lo mejor de dos mundos: la liquidez intradía y flexibilidad de las acciones, y la diversificación de los fondos tradicionales.
–Los ETF cotizan en bolsa como acciones, lo que significa que los inversores pueden comprar o vender participaciones a lo largo del día, aprovechando la volatilidad del mercado. Esto permite una gestión más activa y sofisticada de la inversión, cosa que sería imposible en caso, por ejemplo, de fondos indexados.
–Pero al igual que los fondos, los ETFs están diseñados para seguir índices o sectores específicos del mercado. Esta característica ofrece a los inversores una diversificación instantánea, reduciendo el riesgo asociado con la volatilidad individual de las acciones. Por tanto, los ETF también se pueden gestionar pasivamente.
En el caso de los ETF, el inversor elige: la gestión activa implica decisiones estratégicas sobre qué activos incluir o excluir de la cartera, mientras que la gestión pasiva busca replicar el rendimiento de un índice subyacente.