Desperdicio alimentario: qué es y cómo evitarlo

Abrimos la nevera, sacamos un yogur que ha caducado hace dos días y lo tiramos. Pelamos patatas para hacer una tortilla y desechamos las peladuras sin pensarlo. Cocinamos para cuatro, pero solo comen dos. El resto, al cubo.

Cada uno de estos gestos cotidianos parece inofensivo, pero sumados tienen un nombre: desperdicio alimentario. Un problema global con consecuencias sociales, económicas y ambientales que empieza —y puede terminar— en nuestras casas.

En este artículo te contamos qué es exactamente el desperdicio alimentario, por qué importa tanto y qué puedes hacer tú, como consumidor, para reducirlo con pequeños gestos.

¿Qué es el desperdicio alimentario?

El desperdicio alimentario se refiere a los alimentos que estaban en buen estado para ser consumidos, pero que se desechan en alguna parte de la cadena alimentaria: desde el campo hasta nuestra cocina.

A menudo se confunde con la pérdida alimentaria (que ocurre en fases como la cosecha o el transporte), pero en este artículo nos centraremos en el desperdicio que podemos evitar como consumidores, ya sea en casa, en el supermercado o en un restaurante.

Y aquí va un dato clave: la mayor parte del desperdicio se produce en los hogares. No en los supermercados. No en los restaurantes. En nuestras propias neveras y cubos de basura.

¿Por qué es un problema?

Porque el desperdicio alimentario tiene consecuencias que van mucho más allá del acto de tirar comida.

1. Impacto ambiental

Producir alimentos implica usar agua, energía, tierra, fertilizantes y transporte. Cuando los tiramos, también desperdiciamos todos esos recursos.

Además, los residuos orgánicos generan gases de efecto invernadero si acaban en vertederos, especialmente metano.

2. Impacto social

Cada vez que tiramos comida, perdemos también la oportunidad de redistribuirla. 1 de cada 10 personas en el mundo pasa hambre, mientras un tercio de los alimentos producidos se desperdicia.

Reducir el desperdicio no resuelve el problema del hambre, pero sí puede aliviarlo y hacernos más responsables con lo que tenemos.

3. Impacto económico

El desperdicio alimentario también tiene un coste directo en tu bolsillo.

En España, se calcula que una familia media tira entre 250 y 400 euros al año en comida que nunca se llega a consumir.

¿Y si ese dinero lo invirtiéramos en comer mejor y aprovecharlo todo?

4. Pérdida de valor cultural y gastronómico

Tirar alimentos también significa perder saberes tradicionales, recetas de aprovechamiento y costumbres que daban sentido a la cocina cotidiana.

Nuestras abuelas sabían cómo reutilizar el pan duro, el arroz del día anterior o los restos del cocido. Hoy, al despreciar lo que no es “perfecto”, perdemos también esa conexión con una forma de alimentarse más respetuosa y creativa.

¿Cuánto desperdiciamos?

En España se desperdician más de 1.200 millones de kilos de alimentos al año, según datos del Ministerio de Agricultura. El 42% del total proviene de los hogares.
Los alimentos que más tiramos son: frutas, verduras, pan, lácteos y platos cocinados. Es decir: desperdiciamos lo que más compramos. Lo que más fácil sería aprovechar.

Causas más habituales del desperdicio alimentario en casa

¿Por qué tiramos comida? Las razones son muchas, pero hay algunas que se repiten:

Compramos más de lo que necesitamos.

-Improvisamos las comidas y dejamos alimentos olvidados.

-Confundimos las fechas de consumo (caducidad vs. consumo preferente).

-Cocinamos en exceso.

-No almacenamos bien los alimentos.

Nos guiamos demasiado por la apariencia y desechamos lo que aún es válido.
La buena noticia es que todas estas causas se pueden corregir con hábitos sencillos y realistas

Cómo evitar el desperdicio alimentario: consejos prácticos

1. Planifica tus compras

Haz una lista antes de ir al súper y ajusta la compra a lo que realmente vas a cocinar esa semana.

Revisa lo que tienes en la nevera y la despensa para no duplicar productos.

2. Cocina por raciones

Si sois dos en casa, no cocines para seis (a menos que planees congelar o aprovecharlo).

La cocina de aprovechamiento es tu aliada: usa sobras para croquetas, cremas, tortillas, arroces o bocadillos.

3. Organiza la nevera y el congelador

Coloca los alimentos con fecha más próxima delante.

Agrupa por tipo de producto. Usa etiquetas si congelas algo.

Un cajón olvidado es una verdura en proceso de pudrición.

4. Aprende a leer las fechas

-Fecha de caducidad: después de esa fecha, puede haber riesgos para la salud.

-Consumo preferente: el alimento puede haber perdido calidad, pero sigue siendo seguro.
Muchos yogures, galletas o conservas se pueden consumir días o semanas después del “consumo preferente” si han sido bien almacenados.

5. Acepta la imperfección

Una manzana con una mancha no está estropeada. Un plátano maduro no tiene por qué acabar en la basura.

Puedes congelarlo, usarlo para repostería o hacer batidos. No tires por estética.

6. Dale una segunda vida a las sobras

La cocina de toda la vida ya sabía aprovecharlo todo. Solo hay que volver a mirar con esos ojos. Por ejemplo:

Pan duro: picatostes o pan rallado

Verduras feas: cremas o caldos

Restos de carne: croquetas

Arroz cocido: salteado o arroz tres delicias

¿Qué hacen las empresas y administraciones?

En España existe desde 2023 una Ley contra el Desperdicio Alimentario, que obliga a supermercados, productores y restauración a aplicar planes de prevención y donación.

También se impulsa la venta de productos “feos” (pero perfectamente comestibles) y se fomenta la educación sobre el tema. Aun así, la responsabilidad compartida sigue siendo clave.

El sector alimentario tiene un papel enorme, pero el 42% del desperdicio ocurre en los hogares. Sí, en los nuestros. Y eso significa que también tenemos la capacidad de revertirlo.

¿Y si tiras, inevitablemente, algo?

Pasa. Nadie es perfecto. Pero si un alimento ha cruzado la línea y ya no se puede aprovechar… 

-Evita tirarlo al cubo de basura común.

-Usa compost si tienes huerto o jardín.

-Lleva los residuos orgánicos al contenedor marrón (si tu municipio lo tiene).

-Infórmate sobre puntos de recogida o proyectos comunitarios de compostaje.

Convertir el final de un alimento en nutriente para otros es también una forma de cerrar el ciclo.

Tirar menos comida es uno de los gestos más potentes y silenciosos que puedes hacer por el planeta. Y está en tus manos..

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