Mujeres y finanzas: ¿Cuál es la situación actual?

Mujeres y finanzas

La influencia profesional de la mujer en todos los sectores es un asunto que preocupa cada vez más.

El universo de las finanzas es especialmente importante. La capacidad de impactar en la sociedad de quienes lideran este sector es incuestionable. Por eso, es deseable que cada vez haya más mujeres bien posicionadas en el liderazgo financiero.

Es, sobre todo, una cuestión de justicia. Pero también una muestra de normalización: es necesario ver que las mujeres forman parte de las directivas de entidades privadas y los organismos públicos que hacen que el dinero fluya (y, con ello, el mundo), y especialmente que esto deje de ser una excepción y se convierta en norma.

Mujeres y finanzas: Aumenta su presencia, pero despacio

La buena noticia es que, desde 2016, la presencia de mujeres en los consejos de administración de las empresas financieras ha aumentado un 11%, según un estudio elaborado por la consultora estratégica Oliver Wyman. Parece un incremento notable, pero aún estamos lejos del escenario óptimo: la paridad.

Y es que, en el sector financiero español, sólo un 28% de los miembros de consejos de administración son mujeres. Nos encontramos 5 puntos por encima de la media internacional.

Pero si ascendemos un poco más en los organigramas, los datos arrojan peores resultados: sólo el 6% de los directores ejecutivos son mujeres y éstas sólo ocupan un 9% de los puestos de consejos de dirección.

La presencia de mujeres en el sector financiero, por países

El estudio de Oliver Wyman revela que los países que en 2016 mostraban un mayor número de mujeres bien posicionadas en el sector financiero han abierto aún más la brecha con respecto a los que ocupaban la parte baja del ranking.

Es decir, los países más igualitarios avanzan hacia una mayor igualdad, mientras que, los menos, se estancan.

Ya hemos mencionado que España está 5 puntos por encima de la media internacional de mujeres en comités de administración del sector financiero. Este ranking está encabezado por Israel, con el 38%, seguido por Australia, Suecia y Finlandia.

En el sótano del ranking situaríamos a Arabia Saudí (4%), China, Corea del Sur y Japón. Otros malos resultados bastante sorprendentes son los de Reino Unido (20%) y EEUU (26%).

Mujeres con nombre propio en el sector financiero

Cuando nos preguntan por ejemplos de mujeres que han triunfado en las finanzas, varios nombres se nos vienen rápidamente a la cabeza. Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander, o María Dolores Dancausa, Consejera Delegada de Bankinter, en España.

A escala internacional, a lo largo de 2019, nuevos nombres de mujeres han transcendido por sus nombramientos en puestos clave del sector financiero internacional. Tal es el caso de Alison Rose, CEO de RBS, o Marianne Lake, directora ejecutiva de préstamos al consumo de JPMorgan Chase & Co.

La existencia de estas mujeres trae aire fresco al sector, pues hace pocos años hubiera sido complicado nombrar tan siquiera a una igual de poderosa que las mencionadas. Esto es un síntoma de que la mujer se va abriendo camino en las esferas del poder financiero… aunque tímidamente.

¿Y en el mundo real?

En 2016, la revista Forbes publicaba el dato de que la mujer participa en el 89% de las decisiones bancarias de las familias. Sin embargo, las mujeres que trabajan en el sector financiero ganan, de media, un 20% menos que los hombres (dato de 2017).

Estos datos indican que, aunque se está progresando, romper el techo de cristal en el sector financiero aún es complicado, y que empresas, administraciones y sociedad aún deben esforzarse en avanzar.

La paridad, algo más que cuestión de imagen

La presión de los accionistas siempre se deja notar en el ejercicio de cualquier empresa financiera. Aunque inversores preocupados por sus beneficios, no dejan de tratarse personas que a su vez son influidas por las ideas y las tendencias globales.

En este caso, parece que los accionistas empiezan a ver la diversidad, no ya como una cuestión de imagen o de RSC: la ven como una fuente de beneficio económico.

Y es que una empresa bien gestionada no puede simplemente ignorar el 50% de la fuerza de trabajo presente la sociedad. La pérdida en talento y productividad sería catastrófica.

La mujer como herramienta para el desarrollo

En otros lugares del mundo la situación es mucho más dramática. No se trata ya del acceso de la mujer a puestos de importancia en el sector financiero; hablamos de que las mujeres no pueden controlar sus propias finanzas personales.

Los expertos insisten en que el empoderamiento económico de la mujer es crítico para conseguir igualdad de género, autonomía y desactivar la violencia contra ellas.

Sin embargo, el Banco Mundial advierte de que el 42% de las mujeres del mundo ni siquiera posee una cuenta bancaria.

Las barreras estructurales y culturales impiden el acceso a la actividad económica, sobre todo en determinadas regiones asiáticas y africanas.

Ante este problema, la inclusión digital y el acceso a la tecnología, parece ser parte de la solución: la capacidad de operar digitalmente en cuentas y productos financieros hace que las mujeres puedan bordear obstáculos y evitar miradas.

Y este logro no carece de importancia: numerosos estudios han demostrado que, cuanto más inclusiva es la actividad financiera de una región, más se desarrolla económicamente.

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