Conceptos financieros para no financieros

El 46% de las personas admiten tener conocimientos financieros bajos o muy bajos, pero eso no es obstáculo para que en España haya más de 85 millones de tarjetas bancarias en circulación. Los productos financieros son parte de nuestra rutina, pero nuestra compresión sobre su funcionamiento es en ocasiones algo escasa.

Desconocer algunos conceptos puede poner en peligro tus finanzas. Pero tranquilo, Borjo sólo te robará un minuto y medio de tu tiempo en este vídeo, y te dejará mucho más claros algunos conceptos básicos.

¿Cuál es la diferencia entre una tarjeta de débito y una de crédito?

Cuando las tienes en la mano, parecen exactamente iguales. De hecho, en muchos casos es imposible saber si estás ante una tarjeta de crédito o una tarjeta de débito, si no llamas a la entidad que la ha emitido. Pero pagar con una o con otra tiene efectos diferentes. Sobre todo en el modo de pago.

Diferencias en el modo de pago:

Tarjeta de débito

Si pagas con una tarjeta de débito, el cargo llega directamente a tu cuenta bancaria, en el plazo de un día. Esto la hace similar al dinero en efectivo, pero en plástico. Podrás pagar cuanto quieras hasta que la cuenta a la que está vinculada la tarjeta se quede sin fondos.

Tarjeta de crédito

Pagar algo con tarjeta de crédito, sin embargo, implica una financiación. Es decir, el cargo a tu cuenta se aplaza hasta una determinada fecha (normalmente, hasta fin de mes). Esto significa que con una tarjeta de crédito puedes pagar una compra a pesar de que no poseas fondos suficientes en tu cuenta. Al pagar con la tarjeta, la entidad te está prestando esa cantidad y tú devolverás el préstamo en el momento en que se cargue el pago a tu cuenta.

El cargo a la cuenta suele producirse a fin de mes, pero también puede pagarse en cuotas más pequeñas o en las distintas maneras que la entidad bancaria pueda ofrecer.

Diferencias en cuanto a coste

Las tarjetas de débito suelen ser gratuitas. El banco las adjunta con la cuenta contratada como método de pago casi equivalente al efectivo.

Sin embargo, las tarjetas de crédito, como decimos, suponen una financiación, y eso, normalmente, implica un coste. Si tienes una tarjeta de crédito, infórmate acerca de qué interés acompaña al pago de cualquier compra. Además, las tarjetas de crédito también suelen suponer comisiones por mantenimiento o por extraer dinero de cajeros, etc.

Otros usos de tarjetas de crédito/débito

A la hora de alquilar un coche o un apartamento, a veces suelen pedirnos un número de tarjeta en concepto de fianza, para cubrir posibles daños durante el uso.

Esas tarjetas que se exigen son de crédito, porque de nada valdría una tarjeta de débito si la cuenta asociada está sin fondos. Así que, si estás pensando en alquilar algún servicio y no tienes tarjeta de crédito, asegúrate de que no te la pedirán.

Otros conceptos financieros: ¿Qué es un descubierto y qué consecuencias tiene?

Un descubierto en la cuenta es la situación que se da cuando se carga un pago y no hay suficiente dinero para satisfacerlo, de forma que contraes una deuda adicional con el banco.

El descubierto es un concepto muy asociado al uso de tarjetas de crédito u otros productos financieros (la cuota de la hipoteca, por ejemplo). Como primera consecuencia, la cuenta se queda en números rojos.

¿Por qué hay que tener especial cuidado para evitar descubiertos?

Si manejas habitualmente tarjetas de crédito, pagas las cuotas de algún préstamo y además tienes muchos recibos domiciliados que hacen menguar tus cuentas, debes andarte con ojo de no despistarte. No sólo por evitar una situación embarazosa, sino porque además te costará dinero.

Al incurrir en un descubierto contraes una deuda con el banco a un interés altísimo. Además de eso, un descubierto suele implicar comisiones bastante cuantiosas.

¿Qué es la inversión?

La inversión es un término que describe el acto de renunciar a un beneficio económico inmediato para obtener un beneficio mayor en el futuro, a cambio de asumir unos riesgos.

Es decir, si yo tengo 10.000 euros me los puedo gastar ahora o puedo invertirlos. Esto último me privará de disfrutarlos en el presente, pero me permitirá, en el futuro, no solo disfrutar de esos 10.000 sino, además, de la rentabilidad que haya conllevado la inversión.

La rentabilidad de la inversión siempre es más o menos incierta. Es decir, la inversión implica un riesgo, no sólo de no obtener un beneficio menor del esperado, sino también de perder todo el dinero invertido, en el peor de los casos.

Las inversiones pueden ser de muchos tipos. La inversión financiera es la que se dedica a la compra de activos, es decir, títulos de los que se espera que generen rentas en el futuro: acciones de empresas, títulos de deuda, depósitos a plazo, etc.

Con estos sencillos conceptos no podrás decir que eres Warren Buffet, pero si que has dado un paso adelante para comprender un poco mejor lo que ocurre en tu día a día financiero. Porque lo que ocurre con tu dinero debería importarte, y mucho.

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