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Huella dactilar, Face ID… ¿Cómo funciona la seguridad biométrica?
En el mundo hay más de 7.000 millones de habitantes y cada uno de ellos posee características únicas. No hay dos personas iguales. Gracias a estas peculiaridades biométricas, la ciencia criminalística ha incorporado a sus investigaciones el estudio de las huellas dactilares o, más recientemente, del ADN.
Porque, si algo te hace único, puede servir para identificarte sin lugar a error… y eso es justo lo que se necesita para garantizar la seguridad de un dispositivo electrónico o una cuenta bancaria: saber que la persona que solicita acceso es la única persona que debe tener acceso. Por este motivo, los datos biométricos aplicados a la seguridad han llegado para quedarse.
¿Qué es la seguridad biométrica?
La seguridad biométrica es la tecnología que permite identificar a una persona mediante alguno de los rasgos físicos que la hacen única, ya sea la huella dactilar, el sonido de su voz o su ADN. Esto garantiza que ningún otro individuo pueda entrar en un dispositivo informático, una cuenta online, una caja fuerte, una oficina, una habitación de hotel, etc.
La seguridad biométrica está revolucionando el modelo de identificación. Hasta hoy, el acceso de una persona a un elemento dependía de lo que esa persona sabía (una contraseña, una pregunta de seguridad) o de lo que esa persona poseía (una llave, una tarjeta, un mando control remoto). Mediante la seguridad biométrica, el acceso de una persona dependerá de quién es.
El avance es obvio: lo que una persona sabe o posee siempre es susceptible de ser sustraído, lo que una persona es no puede extraerse o suplantarse. Nadie puede prestarle un dedo o un ojo a un amigo para darle acceso a una zona segura.
Al valor de la seguridad, se une el de una mayor comodidad. En un mundo en el que cada vez más plataformas, dispositivos o lugares nos imponen un control acceso, los datos biométricos prometen facilitarnos la vida y olvidar las decenas de contraseñas que actualmente debemos recordar.
¿Qué ejemplos de seguridad biométrica están disponibles a día de hoy?
Las soluciones de seguridad biométrica son ya una realidad implantada en la entrada de edificios de oficinas, hoteles, dispositivos electrónicos, sitios web, plataformas, e incluso gradualmente están instaurándose en los hogares.
– Por el momento, el método más común es el escaneo de huellas dactilares. El sensor para huella dactilar es ya habitual en los teléfonos móviles de gama alta y muchas aplicaciones hacen uso de ello para gestionar los procesos de inicio de sesión.
– Otros dos sistemas biométricos de identificación bastante comunes son el reconocimiento facial o Face ID y el sonido de la voz. El primero es habitual también en dispositivos móviles, que combinan su cámara con un software que mide los parámetros de cada rostro.
– En cuanto a la identificación por el sonido de la voz, es imprescindible para hacer funcionar Alexa, Siri, Google Voice y otros asistentes de voz del mercado.
¿Qué podemos esperar de la biometría en el futuro?
Compañías de todo tipo trabajan para que la seguridad biométrica se convierta en el sistema más utilizado a corto plazo. Para ello, el objetivo más inmediato es mejorar los tres elementos que participan en la identificación; un sensor, un ordenador y un software, e incorporar nuevas variables de identificación de forma gradual.
El escáner de iris, el reconocimiento vascular (leer el árbol de los ¿Qué podemos esperar de la biometría en el futuro?vasos sanguíneos de un dedo o de la mano) o incluso el electrocardiograma son datos biométricos con los que ya se está experimentado y que dificultarían mucho el robo de la identidad.
En un estado menos avanzado se encuentra el análisis del comportamiento del usuario (behavior characteristics), que promete confirmar si un usuario es quien dice ser mediante su forma de teclear, caminar, mover un ratón o escribir a mano.
En cualquier caso, parece que la solución más eficaz pasa por solicitar una combinación de más de un dato biométrico.
Desventajas y retos a superar
Los datos biométricos se almacenan en bases de datos, y la principal preocupación es cómo protegerlos. El valor que los datos biométricos pueden tener a la hora de informarnos sobre la vida de las personas (ubicación, comportamiento, actividad económica…), los convierten en un objetivo muy sensible para hackers de todo tipo.
Los datos biométricos, por supuesto, están sujetos a la Ley de Protección de Datos y salvaguardarlos es responsabilidad de quienes los almacenan. De ello depende la intimidad miles de personas.
Por otro lado, ningún sistema, ni siquiera el biométrico, es totalmente inexpugnable. A la misma velocidad a la que los desarrolladores trabajan para mejorar esta tecnología, otras mentes buscan cómo burlarla. No es fácil suplantar una identidad ante un sensor biométrico, pero existen posibilidades, como usar fotos de alta resolución para engañar a los sistemas de reconocimiento facial o copiar la huella digital que has dejado en el vaso de un bar para vulnerar un escáner.
Por último, es justo añadir un importante problema a resolver: cómo hacer accesible la seguridad biométrica a usuarios que no pueden escanear sus huellas, ojos, etc. Se estima que un 5% de las personas con diversidad funcional no podrían utilizar estos sistemas. Que esta tecnología sea accesible para el 100% de la población es fundamental para su futuro.
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