Coche ecológico: ¿Qué tipos hay?

Coche ecológico

La economía verde, la transición ecológica, los objetivos OSD, la agenda 2030… Escuchamos habitualmente hablar de buenos propósitos para frenar el cambio climático y el calentamiento global. En los últimos años estos propósitos ya están llegando a la población en forma de deberes y recomendaciones. El coche ecológico es una de las estrategias con que cuentan gobiernos y consumidores para colaborar a frenar la crisis climática. 

Pero dentro de la etiqueta “ecológico”, normalmente se cuelan muchos elementos. Algunos merecen estar ahí y otros no. ¿A qué llamamos exactamente coche ecológico? ¿Qué ventajas y desventajas conlleva su compra? ¿Qué tipo de coches ecológicos hay? En este post trataremos de despejar esas dudas.

Qué es el coche ecológico

Todos nos hacemos una idea de lo que un coche ecológico debe ser: un vehículo respetuoso con el medioambiente. El problema es que solemos identificar esta característica con una sola faceta del coche: la de las emisiones

La normativa europea está muy preocupada con la cantidad de gases de efecto invernadero que los motores de explosión emiten a la atmósfera. Por eso actualmente no permite fabricar automóviles que emitan más de 95 gramos de CO2 por kilómetro. 

En este sentido, un coche ecológico debería reducir notablemente la emisión, no sólo de dióxido de carbono (CO2), sino también de monóxido de carbono (CO), compuestos de plomo, hidrocarburos no quemados (HC), óxido de nitrógeno (NOx) o anhídrido sulfuroso.

Sin embargo, la verdadera sostenibilidad de estos vehículos ha de medirse desde mucho antes hasta mucho después. Un coche ecológico es aquel que no solo emite pocos gases a la atmósfera cuando circula, sino también cuando es construido y transportado. Y, cuando se termina su vida útil, los residuos del coche ecológico apenas causarán impacto en la naturaleza. 

Es importante tomar conciencia de esto. De nada sirve tener un vehículo eléctrico si en su producción y transporte se vierten toneladas y toneladas de CO2 a la atmósfera y, al achatarrarlo, sus baterías contaminan los acuíferos. Una gran parte sus materiales debería poder ser reutilizada en la fabricación de nuevos vehículos, una vez fuera de circulación.

Qué ventajas tienen los coches ecológicos

Por supuesto, la principal ventaja del coche ecológico apela a la responsabilidad de los consumidores: es respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, los automóviles poco contaminantes empiezan a acumular cada vez más ventajas de orden individual. 

La más destacada, por supuesto, es el ahorro. A medida que los precios de la gasolina y el gasóleo van subiendo, o son tasados con nuevos impuestos, aumenta el interés por los vehículos que consumen poco. La electricidad es más barata que la gasolina, como te hemos contado en otras ocasiones. Y el mantenimiento también suele ser más económico.

Además, las restricciones a los vehículos contaminantes que van adoptándose en las ciudades, en función de los distintivos ambientales, convierten el coche ecológico en la opción más inteligente en según qué sitios: menor impuesto de matriculación, menor impuesto de circulación, estacionamiento gratuito, mayor facilidad de circulación, etc. 

A esto hay que sumar los incentivos que se aprueban a la compra de coches ecológicos, que amortiguan su alto precio.

¿Qué queda por solucionar en el coche ecológico?

Por lo que te venimos contando, el coche ecológico no presenta sino ventajas. Sin embargo, la venta de eléctricos o híbridos enchufables aún no acaba de despegar. ¿Por qué? 

Principalmente, por la escasez de puntos de recarga de energía eléctrica y la lentitud de carga. Un conductor en carretera no puede esperar media hora para continuar su viaje… eso si encuentra un lugar para enchufar su coche. Este problema podemos hacerlo extensible a los vehículos de biocombustible o de hidrógeno, que apenas cuentan con surtidores en nuestro país.

Otra limitación, sobre todo en el caso de los coches eléctricos, es la de la autonomía, por ahora mucho más baja que la de los motores de explosión. Esto desanima a los conductores que viven lejos de las ciudades o que habitualmente hacen viajes largos. 

Por último, no podemos olvidar que su alto precio de venta al público no es el mejor reclamo para convencer a los conductores de bajo poder adquisitivo.

¿Cuáles son los distintos tipos de coche ecológico?

Los coches ecológicos se clasifican por los combustibles alternativos que utilizan para su propulsión: electricidad, gas natural y gas licuado del petróleo. Según el mix que hacen de estos combustibles, podemos hablar de coches eléctricos, coches híbridos y coches bi-fuel. En un futuro no demasiado lejano probablemente se incorpore el hidrógeno a este mix. Pero de momento no hay ningún modelo comercial que lo utilice.

Coches eléctricos

El coche eléctrico no para de innovar y de lanzar novedades al mercado. Esto a veces supone un efecto negativo sobre su compra, dado que los conductores no se atreven a comprometerse con una opción, por miedo a que pronto quede obsoleta. 

La mayoría de los modelos actuales poseen grandes baterías de ion-litio. No emiten gases. No emiten ruido. Suponen un enorme ahorro en combustible con respecto a los motores de explosión. Se ven favorecidos con medidas fiscales y facilidades para circular por espacios restringidos.

Como desventajas hay que mencionar su alto coste, la corta vida útil de las baterías, cuya sustitución es cara, el tiempo de carga, la escasez de puntos de carga públicos, la baja autonomía, las emisiones contaminantes que implica la generación de energía para su abastecimiento y la dificultad para reciclar las baterías de ion-litio.

Automóviles híbridos

El coche híbrido combina un motor clásico, de explosión por combustible fósil, con uno eléctrico. Existen distintas configuraciones, pero la que marca una mayor diferencia es la posibilidad de enchufarlo o no.

Híbridos no enchufables: El motor eléctrico se recarga a través de la energía cinética que se produce al circular con motor térmico. Una vez cargado, un ordenador decide cuánta energía aporta el motor eléctrico y cuánta aporta el de explosión. De esta forma, se reduce el consumo y la emisión de gases. Pueden funcionar en modo 100% eléctrico, pero con autonomías bajísimas. Además, son vehículos pesados que consumen mucho en autopista, por lo que, si un conductor está obligado a hacer viajes largos, quizá esta opción sea contraproducente. Sacan lo mejor de sí mismos en el tráfico urbano.

Híbridos enchufables: Aportan la opción de cargar las baterías como un coche 100% eléctrico. Pero su motor de combustión proporciona mejores autonomías. Es una muy buena opción para consumidores responsables. Pero hay que tener en cuenta que si no se enchufa para cargar la batería, su rendimiento es aún más contaminante que el de un coche de combustión.

Coches bi-fuel

Combinan un motor de combustión clásico con uno de gas licuado de petróleo o de gas natural. Así reducen las emisiones sin renunciar a la potencia o a la autonomía. Eso sí, será ecológico siempre y cuando se utilice una proporción razonable de combustible alternativo. Si solo se rellena el depósito de combustible fósil, contaminará tanto como un coche normal.

Como desventajas, hay que mencionar el espacio que necesitan los depósitos de gas y el coste del kit de conversión. 

Como ves, el despegue comercial del coche ecológico aún está sujeto a mucha incertidumbre. El asunto del abastecimiento y la implantación de una u otra tecnología son flecos que aún desincentivan a los consumidores. Sin embargo, su consolidación llegará, más tarde o más temprano.

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