Planes de pensiones: 6 preguntas para conocerlos

Plan de pensiones

A estas alturas de siglo, si preguntamos al ciudadano medio si ha comenzado a ahorrar para su jubilación, una respuesta común es: bastante cuesta llegar a fin de mes como para preocuparnos por lo que pasará dentro de algunas décadas. Entendemos que las cosas se han puesto duras y el día a día ya entraña suficiente esfuerzo. Pero esto constituye un motivo aún mayor para tener en cuenta el largo plazo.

Y es que hay cosas de las que hay que ocuparse cuando aún no suponen un problema, pues, cuando lo empiecen a suponer, ya no tendrán solución. En este post analizamos el producto al que más recurren los usuarios que buscan una jubilación algo más desahogada: el plan de pensiones.

¿Qué es un plan de pensiones individual?

Un plan de pensiones individual es un contrato a través del cual estableces una especie de relación de ida y vuelta con una entidad:

– Primero, tú aportas un dinero, que se va acumulando en forma de ahorros invertidos en activos financiero.

– Llegado un momento determinado, recuperarás esa inversión en forma de cobro de prestaciones.

Ese momento en que terminas de aportar y empiezas a recibir puede venir dado por tu jubilación, por una desgracia que te incapacite para trabajar o te produzca una dependencia o por tu fallecimiento, en cuyo caso las aportaciones podrían ser cobradas por tus herederos.

¿Por qué es buena idea suscribir un plan de pensiones?

No son pocos los expertos que vaticinan una debacle en el sistema público de pensiones a medio plazo. Los salarios con los que se alimenta la Seguridad Social son cada vez más bajos, la pirámide poblacional está cada vez más envejecida y la esperanza de vida se alarga cada día más.

Esto es algo que debería hacernos, al menos, reflexionar. Pero, aunque el sistema aguantase varios siglos, no cabe duda de que no podemos guardar todos los huevos en la cesta del sistema público de pensiones. En primer lugar, porque es muy probable que la prestación pública no cubra todos tus gastos o que se quede corta en caso de imprevisto (en esos años en que la salud más se resquebraja).

En este sentido, un plan de pensiones puede representar el complemento perfecto a la prestación pública. En los últimos años han ofrecido unas rentabilidades muy interesantes. Pero además, es una gama de productos que se ha expandido notablemente, lo que facilita que todos los perfiles de ahorradores pueden encontrar un plan de pensiones a su medida.

¿Cuánto dinero hay que aportar y cuándo?

Las cantidades de dinero que se van destinando al plan se denominan aportaciones. Éstas pueden comenzar cuando el beneficiario lo desee, y existe una gran flexibilidad a la hora de fijar su periodicidad y cuantía.

Pueden hacerse aportaciones periódicas (mensuales, bimestrales, trimestrales…) y combinarlas con aportaciones extraordinarias. Esta flexibilidad es clave, porque permite el acceso al producto a cualquier perfil económico, incluidos los más modestos.

¿Cuánto dinero recibo a cambio y cómo lo recibo?

El dinero que se va a recibir una vez terminen las aportaciones se denomina prestaciones. Al igual que las aportaciones, la manera en que recibimos las prestaciones es muy flexible.

Podemos escoger rescatar todas las aportaciones de una sola vez, en forma de capital, podemos recibir nuestra prestación en forma de renta periódica, o podemos elegir combinación de ambas opciones. La rentabilidad de los planes de pensiones puede variar, pero, en todos ellos, el mayor beneficio viene de la deducción fiscal.

¿Y qué es eso de la deducción fiscal?

Como decíamos en el anterior párrafo, el mayor beneficio de un plan de pensiones viene de sus ventajas fiscales. Todas las aportaciones pueden deducirse en la declaración del IRPF del mismo año en que se han realizado.

Una cosa que se debe saber es que, una vez que empecemos a cobrar prestaciones, éstas tributan como rendimientos del trabajo, sin importar que se hayan ingresado como renta o como capital.

Sin embargo, si se compara lo que nos hemos deducido al aportar con lo que tributamos al cobrar la prestación, el resultado siempre nos es favorable.

¿Y qué desventajas trae consigo?

Una de las mayores desventajas a la hora de contratar un plan de pensiones, es la falta de liquidez. Normalmente, las aportaciones a un plan de pensiones solo pueden rescatarse en uno de los cuatro supuestos mencionados: jubilación, incapacidad, dependencia o fallecimiento.

En 2015 se firmó un cambio en la normativa para mejorar la liquidez de los planes de pensiones. Esta modificación permite rescatar las aportaciones tan sólo 10 años después de haberlas realizado. Pero, ojo, esto no significa que se pueda rescatar todo lo aportado de golpe, 10 años después de la primera aportación. Tendrás que esperar a que pasen 10 años de cada una de las aportaciones para recuperarlas.

Por tanto, aunque se hayan buscado medidas para mejorar la liquidez y fomentar la contratación de este producto, los planes de pensiones siguen siendo soluciones de ahorro para el largo plazo… Pero esto no resta un ápice de su valor.

El largo plazo es nuestro bienestar futuro, y el de nuestros familiares, y es importante disponer de una estrategia cuanto antes.

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