También conocido como test serológico, esta prueba aporta información sobre la existencia de anticuerpos contra un virus en el organismo. Puede indicar si anteriormente se ha tenido la infección o si es posible estar pasando la infección en el momento.
Para ello se analizan dos tipos de anticuerpos (De tipo IgM y de tipo IgG):
⇒ Los anticuerpos IgM son marcadores de infección reciente. Suelen detectarse en un 90 % de los casos entre los días 4 y 7 de la infección, siguen aumentando hasta el día 14 y luego empiezan a disminuir.
⇒ Los anticuerpos de tipo IgG se detectan aproximadamente a partir del día 8 post infección, y aumentan hasta las 3 semanas posteriores.
Al tratarse de una prueba que analiza la presencia de anticuerpos, sus resultados no son concluyentes respecto a la presencia activa del virus. Es decir, si los anticuerpos IgM son positivos, indica que ha habido una infección reciente, pero habrá que recurrir a una prueba viral para identificar si el virus se encuentra aún en el organismo (y, por tanto, si existe riesgo de contagio).
La prueba se realiza con una muestra de sangre. Los resultados se obtienen en torno a las 24 horas, aunque los tiempos pueden variar según el centro de análisis.