Teletrabajo en España: ¿Ha llegado para quedarse?

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La crisis sanitaria del Covid-19 ha revolucionado el año 2020. Ha replanteado muchos modelos existentes, nos ha enseñado a adaptarnos y a cambiar la forma de consumir, incluso de trabajar. Uno de los nuevos hábitos que ha cambiado todas las expectativas, ha sido el teletrabajo. En este post analizamos cómo ha evolucionado el teletrabajo en España en los últimos meses y sus expectativas de asentamiento. ¿Ha llegado para quedarse?


Lo que se esperaba del teletrabajo antes de la crisis sanitaria

Los estudios sobre la evolución del teletrabajo a lo largo de 2019, daban datos unánimes: la implantación del teletrabajo avanzaba, pero muy lentamente.  El número de empleados que podían trabajar a distancia ocasionalmente aumentaba muy despacio, casi al mismo ritmo que los empleados que teletrabajaban con mayor frecuencia.

Un estudio de Adecco de febrero de 2019, afirmaba que 1,6 millones de empleados españoles ya podían trabajar en remoto y que la cifra aumentaba paulatinamente. También aportaba otro dato interesante: el 70% de los empleados deseaba trabajar desde casa pero no lo hacía porque, en su opinión, las empresas no se lo permitían. En 2019 el teletrabajo se consideraba viable solo para el 22,5% de los empleados.

Los pronósticos preveían una incorporación gradual, a medida que aparecieran innovaciones tecnológicas y que el mercado laboral fuera ocupado por cada vez más autónomos o freelance. Sin embargo, los acontecimientos han propiciado una incorporación mucho más temprana.


La realidad del teletrabajo, durante la pandemia

A principios de marzo el Gobierno comenzó a recomendar a quien tuviera la posibilidad, teletrabajar desde casa. El 14 de marzo, a partir del decreto del estado de alarma por la crisis sanitaria, el teletrabajo fue obligatorio para quien pudiera practicarlo.

En estas circunstancias la escalada fue monumental: en 2019, un 4,9% de los trabajadores siguieron este modelo con frecuencia (por debajo de la media de la UE, del 5,3%); durante los meses del confinamiento, el porcentaje pasó al 34 %, según el INE.

Es llamativo, por ejemplo, el caso de los directivos. Si en 2019 sólo aprovecharon la posibilidad de trabajar a distancia el 12,9%, durante el confinamiento el número se elevó al 100%.

2.1 ¿Cómo es la productividad de los teletrabajadores?

Aunque el impulso del teletrabajo fue forzoso, al mismo tiempo se convirtió en la oportunidad perfecta para medir la productividad de este modelo, un test que nadie se habría atrevido a realizar en otras circunstancias.

Los primeros pasos han sido algo apresurados, a todos los niveles. Ha sido necesario hacer frente sobre la marcha a problemas de conexión eficiente, uso de plataformas online correspondientes, a nuevas formas de concentrarse en el hogar, nuevos ritmos en la distancia… Por tanto, es posible, dicen los expertos, que el nivel de productividad del teletrabajo durante los meses de confinamiento haya estado por debajo del nivel de productividad del teletrabajo en circunstancias normales.

Sin embargo, y aunque aún es muy pronto para evaluarlo, los primeros estudios como el de Bain & Company señalan que:

  • El 68% de los trabajadores españoles encuestados afirma ser igual o más productivo trabajando en remoto.
  • El 40% dice que el teletrabajo ha alargado sus jornadas laborales, frente al 18% que dice haberlas reducido.
  • El 51% de los encuestados prefiere teletrabajar, frente al 25%, que prefiere el trabajo presencial.

2.2 ¿Qué opinan los trabajadores del teletrabajo?

Según un estudio de AxiCom, lo más valorado por los empleados durante estos meses ha sido evitar desplazamientos, aprovechar más el tiempo, madrugar menos, conciliar el trabajo con la familia (preferencia que se dispara en el caso de familias con hijos), consumir comida casera y disfrutar de más tiempo libre.

Pero este estudio también tomaba la temperatura a las desventajas. Entre lo peor del teletrabajo, los empleados señalaban: la falta de relaciones sociales y “ambiente de oficina”, la dificultad para desconectar, la dificultad para finalizar la jornada laboral, la indisponibilidad de un espacio de trabajo adecuado y de material, el abuso de las llamadas y videollamadas, los obstáculos para concentrarse y el mayor gasto energético.


Lo que se espera del teletrabajo tras la crisis sanitaria

3.1 Un futuro optimista

El confinamiento extremo ha durado unos pocos meses, y los empleados ya están empezando a regresar a las oficinas. Las sensaciones son muy variadas. Algunos jefes decían no poder controlar a sus equipos en la distancia. Otros han estado más que contentos con su rendimiento y agradecen mantener este modelo, para reducir riesgos sanitarios.

Los perfiles laborales que mejor han respondido (si dejamos al margen, por supuesto, aquellos que requieren estar presentes en cualquier caso, como peluqueros, constructores, etc) son aquellos  que pueden organizarse por proyectos, con objetivos muy claros y bien distribuidos entre los miembros del equipo, y con fechas de entrega estrictamente fijadas. Cabe, por tanto, esperar que, si una profesión puede amoldarse a este patrón, nada impedirá que siga aprovechando los beneficios del teletrabajo.

Hay quien ya deja volar la imaginación con entusiasmo. Sobre todo, cuando la ausencia de legislación que regule todos los puntos ciegos del teletrabajo hace creer a algunos empresarios que pueden ahorrarse un dinero en oficinas teniendo a los empleados en sus casas.

3.2 Muchos retos aún sin solución

No hay que olvidar que la experiencia ha sido intensa, pero corta. Pero, a largo plazo, si el trabajo remoto se convierte en el modelo laboral más frecuente entre las profesiones que puedan optar a él, ¿se mantendrá el entusiasmo?

Por un lado, para consolidar el trabajo remoto, hay muchos aspectos legales que despejar: ¿quién paga las conexiones, los equipos y mantenimiento del empleado? ¿Y la ciberseguridad? ¿Y el gasto extra de energía? ¿Qué hay de la prevención de riesgos laborales? ¿Cómo son las pólizas de accidentes laborales cuando los empleados están en sus casas? ¿Quién cronometra la jornada laboral y cómo se contabilizan las horas extra?

Por otro lado, no hay que olvidar los retos emocionales para el trabajador: separar trabajo de tiempo libre, desconectar, concentrarse, hacer relaciones con los compañeros y con otros colegas de profesión, etc.

El teletrabajo supone una ruptura del modelo laboral tan grande que no conviene darlo por consolidado. Sus beneficios están sobre la mesa y son rotundos. Pero aún es necesario esperar algunos meses para que se establezca de forma ordenada, y comience el declive del  modelo presencial.

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