La llegada del 5G ¿Qué impacto real tendrá en tu vida y consumo?

Algunos expertos afirman que estamos a las puertas de una nueva revolución. Otros piensan que los ejecutivos de marketing exageran, y que los efectos del 5G en nuestras vidas cotidianas serán limitados y lentos. Sea como sea, la implantación de las redes móviles de quinta generación va a traer consecuencias en el consumo de las telecomunicaciones. ¿Cuáles? En este artículo intentamos detallarlas.

De qué hablamos cuando hablamos de 5G

El 5G hace referencia a la quinta generación de redes para telefonía móvil.

 El 1G fue la primera generación, implantada durante los años 80, con redes analógicas que permitían las conversaciones de voz.

El 2G supuso la digitalización de esas redes, e innovaciones populares como los SMS.

 El 3G trajo Internet a la telefonía móvil, y el mundo se llenó de smartphones y tablets.

 El 4G llevó las velocidades de conexión de esos dispositivos por encima de los 37,6 megabytes por segundo.

 Y el 5G promete multiplicar esa cifra por diez, además de corregir importantes defectos, como la latencia.

Pero la importancia del 5G no se limita a nuestros teléfonos móviles. Su establecimiento resulta imprescindible para innovaciones revolucionarias, como el coche autónomo o los drones autoguiados para reparto. Y es que es la llamada internet de las cosas la que experimentará un mayor impulso gracias al 5G.

Pero además, las redes 5G vienen a anticiparse a otra previsión más severa: la del colapso de las redes 4G. Según un reciente informe de Cisco, en 2021 habrá más de 5.500 millones de teléfonos móviles en el mundo. El intercambio de datos se incrementará al ritmo de una tasa interanual del 47%, alcanzando los 49.000 millones de gigabytes en ese año. Eso es, sencillamente, demasiado para las actuales redes 4G.

¿Qué pasará con tu móvil con la llegada del 5G?

Muchos gurús del marketing están afirmando que el 5G renovará la telefonía móvil de un modo que ni imaginamos. Pero no es tan difícil de imaginar, basta con recordar en qué modo evolucionaron nuestros móviles con el 4G.

Sí, la velocidad de conexión nos ha permitido intercambiar archivos de mayor calidad. Esto incluye vídeos más largos, fotos sin píxeles, aplicaciones más sofisticadas…

Con el 5G ocurrirá algo similar: los desarrolladores dispondrán de unas opciones muchísimo más amplias para ofrecernos aplicaciones, soluciones y funcionalidades. Además, dado que el 5G consume menos energía, la nueva generación de smartphones vendría equipada con baterías mucho más duraderas. Y tendría cobertura en lugares donde antes era impensable.

Sin embargo, ante la presentación en el mercado de dispositivos que ya poseen conexión 5G, estamos obligados a moderar un poquito el entusiasmo. Tener ahora un móvil 5G sería como tener un cañón en un mundo en el que no existiera la pólvora.

Las compañías teleoperadoras aún tienen mucho que testear, dado el enorme volumen de inversión que se van a ver obligadas a enfrentar, y las dudas respecto a su conversión a beneficios. Así que, aunque multiplicar por 10 la actual velocidad de conexión va a traer necesariamente innovaciones relevantes a tu móvil, no será ahora, ni el mes que viene.

Se calcula que en torno a 2021 se podrá ya hablar de una generalización de los beneficios del 5G en el móvil. Podrás esperar, ¿verdad?

Internet de las cosas: esto sí va a ser una revolución

Mientras que el progreso tecnológico en nuestros teléfonos móviles es algo a lo que nos hemos acostumbrado, y por tanto podemos ser capaces de anticipar las innovaciones, la conectividad en otros objetos trae unas posibilidades que podrían dejarnos con los ojos abiertos como platos.

El ejemplo que más se repite es el del coche autónomo, un concepto de ciencia ficción que, con las redes 5G, será más que viable. La explosión del coche autónomo está esperando a que exista una red con una latencia mínima, para garantizar (por cuestiones obvias de seguridad) que el automóvil está conectado de forma continua y sin ningún retardo en la recepción de datos.

La latencia que promete la red 5G, en las peores condiciones posibles, es de 10 mili segundos, una mejora estratosférica si la comparamos con las actuales redes 4G.

Por otra parte, las redes 5G tendrán capacidad para conectar miles de objetos por kilómetro cuadrado. No sólo coches, también drones, trenes, autopistas o… lo que se nos ocurra. Es, sin duda, esta revolución de la Internet de las cosas la que más puede alterar nuestra forma de vivir, de una manera que quizá no podemos ni imaginar actualmente.

¿Y para el trabajo, también se espera revolución?

El 5G puede darle una vuelta de tuerca a las relaciones laborales en los entornos informatizados. Hay que tener en cuenta que esta red supondrá un ahorro considerable con respecto a su antecesora: el coste por Gigabyte es 10 veces menor, lo que impulsará el uso de la conectividad móvil también en el ámbito laboral.

Por ejemplo, el trabajador dispondrá de un mayor número de dispositivos conectados a su servicio. Esto permitirá un control ubicuo de su tarea, facilitando el teletrabajo, los desplazamientos o la reducción del espacio en oficinas.

Por otra parte, el ancho de banda permitirá, una vez más, la adopción de un sinfín de soluciones informáticas o nuevos formatos de audio, imagen y vídeo que podrán intercambiarse desde dispositivos móviles.

¿Queda por resolver algún asunto con el consumidor?

⇒ En la implantación del 5G aún quedan algunos flecos por solucionar. Algunos son más leves y otros más serios. Entre los serios, hay que mencionar, por supuesto, el papel que los derechos de implementación de las nuevas redes está jugando en la crisis comercial entre EEUU y China.

Este es un conflicto que se dirime a un nivel geopolítico, pero de su resultado dependen asuntos importantes para el día a día de todos los ciudadanos, como, por ejemplo, el precio de miles de productos.

⇒ Otro asunto importante, como decíamos más arriba, es el de la inversión. Las operadoras van a tener que hacer frente a la instalación de una infraestructura que incluye cuatro veces más antenas que el 4G y equipos más costosos. Esto podría hacer que el precio de la inversión inicial acabe engrosando la factura del consumidor final (a pesar de que la red 5G necesita de menos energía y que el coste por Gigabyte es menor).

⇒ A esto hay que sumarle las dudas que aún se albergan en lo referente a la ciberseguridad. La red 5G promete ser más segura que su antecesora, pero también es verdad que, con ella, el número de dispositivos conectados se multiplicará en un factor desconocido; a más puntos de conexión, más vulnerabilidad y mayor atractivo para los ciberdelincuentes. Así que éste será un reto difícil de solventar.

⇒ Por último, otro asunto es la inclusión del 5G en el espectro radioeléctrico. El 5G se emite por “el aire”, y este es un “aire” que ya está lleno de ondas de todo tipo: no cabe una más.

Para poder emitir en 5G, la Comisión Nacional de Mercados y Competencia ha planeado “vaciar” en un 30% el espectro en el que se emite la actual TDT. Esto supondrá la extinción a medio plazo de los canales SD. Si tu televisor no está preparado para emitir HD, tendrás que cambiarlo con el tiempo.

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