¿Cómo se calcula el IBI?
El cálculo del IBI se basa en el valor catastral del inmueble y los coeficientes de aplicación establecidos por el ayuntamiento correspondiente. El valor catastral es una cifra que determina la Administración para cada inmueble y se actualiza periódicamente. Este valor se obtiene teniendo en cuenta diversos factores, como la ubicación, el tamaño, la antigüedad y las características del inmueble.
Una vez establecido el valor catastral, se aplica un coeficiente multiplicador que determina el importe final del IBI a pagar. Los coeficientes de aplicación son fijados por el ayuntamiento y pueden variar en función de la ubicación geográfica y el tipo de inmueble. Por ejemplo, se suelen aplicar coeficientes diferentes para viviendas, locales comerciales o terrenos.
Cada municipio tiene la facultad de establecer diferentes tipos impositivos dentro de los límites legales establecidos. Esto significa que el porcentaje aplicado al valor catastral varía de un municipio a otro. Además, la normativa puede contemplar bonificaciones o recargos en función de ciertos criterios, como la conservación del inmueble o su calificación energética.
Es recomendable que los propietarios estén informados sobre los procedimientos y las regulaciones del cálculo del IBI en su municipio. Consultar con el ayuntamiento o buscar asesoramiento especializado ayuda a comprender mejor el proceso y garantizar un cumplimiento adecuado de las obligaciones fiscales relacionadas con el IBI.