La soberanía de la identidad digital
¿Para qué se almacenan nuestros datos personales en servidores de países que no conocemos? ¿Por qué es necesario copiarlos, multiplicarlos y difundirlos sin medida? ¿No existe siempre la sensación de que nuestra identidad está descontrolada, en manos de terceros? Y, sin embargo, para recibir ciertos servicios digitales imprescindibles, es necesario entregarlos.
La Digital Sovereign ID, o soberanía de la identidad digital, trata de terminar con esto. Propone descentralizar el almacenamiento de datos personales con ayudas de tecnologías como el blockchain. De esta forma, nuestros datos estarían siempre en nuestra posesión, controlados por nosotros mismos, en unas aplicaciones llamadas wallets.
Cuando una entidad solicita tus datos para ofrecerte algún servicio, ya no es necesario entregárselos para que los copie y almacene. Sólo hay que darle acceso eventual al wallet, que le facilitará únicamente la información que le interese. Por ejemplo, si una entidad necesita saber si estás en edad de jubilación, tu wallet sólo responderá sí o no. Sin revelar nada más.
Esta aplicación tiene importantes padrinos: las administraciones públicas. En 2020, la UE lanzó EBSI, la European Blockchain Services Infraestructure, una red de administraciones públicas que busca diseñar una ID soberana europea.
Existen otros muchos casos de uso del blockchain. Algunos, como los NFT, ya los hemos explicado en nuestro blog. Otros son el resultado de aplicar las ventajas de descentralización, fiabilidad y trazabilidad que hemos mencionado. Desde garantizar la denominación de origen del vino hasta certificar la autenticidad de los certificados académicos, hablamos casos de uso que van más allá de las criptodivisas y que parecen demostrar que el blockchain está aquí para quedarse.