La bicicleta promete convertirse en el vehículo del futuro. Y lo cierto es que motivos no le faltan. Sostenibilidad, ahorro, movilidad… Las ventas de bicicletas se han disparado en los últimos tiempos por varios motivos. La repentina preferencia de los consumidores por este medio de transporte es uno. La apuesta de los ayuntamientos por la innovación verde es otro. Y la proliferación de las e-bikes, o bicicletas eléctricas, quizá sea el más importante.
¿Estamos ante el vehículo del futuro?
Las bicicletas clásicas, autoimpulsadas, ya gozaban de una gran número de defensores. Pero también se encontraban con algunos obstáculos que dificultaban su expansión.
Las ciudades con pendientes excesivas, las personas con menos capacidad física, la ausencia de infraestructura, el miedo a depender sólo de nuestras piernas cuando estamos rodeados de tráfico… Son razones que reservaban la bicicleta para los lugares y las personas adecuadas.
Pero la irrupción de la bicicleta eléctrica ha cambiado las cosas. Se trata de un vehículo versátil, rápido, ligero, económico que cuenta con cada vez más opciones. Gracias a ella, las pendientes ya no son un problema, muchas más personas se atreven a pedalear y las ciudades están aligerando su tráfico rodado.