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Oney ha charlado con Simon Létourneau, codirector de la solución francesa de control de la huella de carbono personal Carbo.
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Las empresas tienen herramientas para reducir la huella de carbono, como analizar su cadena de suministro y comprar a más productores locales.
La Unión Europea se ha fijado el ambicioso objetivo de lograr una huella de carbono cero para 2050. Para lograrlo, se ha puesto en marcha un Pacto Verde Europeo para apoyar la transición ecológica europea a través de una serie de medidas que afectan a muchos sectores, desde la alimentación hasta el transporte, la energía, los bienes de consumo y los servicios. Hemos pedido a Simon Létourneau, codirector de la solución francesa de control de la huella de carbono personal Carbo, que comparta su opinión sobre este amplio tema.
Los retos que plantea actualmente la neutralidad del carbono afectan a todos los sectores. Létourneau ha creado Carbo para ayudar a las empresas de todos los horizontes a abordar el tema y permitirles gestionar su huella de carbono: «Este tema ha sido tradicionalmente el dominio de los expertos. Desde hace unos años, asistimos a una clara democratización de estas cuestiones, sobre todo por la urgencia de la situación. Por eso las empresas tienen un papel importante que desempeñar, porque son ellas las que impulsan el cambio».
Por supuesto, hay sectores que contaminan más que otros y, por tanto, deben ser objeto de esfuerzos más específicos, como el transporte. Las empresas tienen una serie de herramientas a su disposición para reducirlos, como analizar su cadena de suministro y comprar a más productores locales. Los particulares también pueden actuar cambiando sus hábitos de viaje y recurriendo a prácticas como el slow travel.
Según Simon Létourneau, «con la noción de huella de carbono, nos enfrentamos a un objeto cuantificable: podemos fijar objetivos y supervisarlos. Es similar a los objetivos financieros de las empresas. Esta misión de calcular y reducir la huella de carbono puede lograrse mediante la tecnología, los datos. Es importante que estos datos se pongan al servicio de un objetivo más ecológico».
Estas mediciones permiten establecer una clasificación europea de los países que emiten mayores cantidades de gases de efecto invernadero. Encabezan la lista Alemania (839,7 MtCO2e), Francia (454,8 Mt), Italia (430,7 Mt) y Polonia (393,9 Mt). España ocupa el quinto lugar, con 333,6 Mt2.
Legislación europea: ¿pero cómo se consigue concretamente el carbono cero?
Se han puesto en marcha acciones legislativas a nivel europeo: el Pacto Verde Europeo fue presentado por la Comisión en diciembre de 2019 para impulsar la transformación europea hacia una sociedad más moderna y más justa. Este pacto subraya la importancia de las acciones transversales destinadas a lograr esta transición sostenible, como «Fit for 55», un paquete legislativo de medidas interconectadas en 10 sectores (incluidos la energía, el transporte y los combustibles) que funciona en conjunto con el Green Deal para lograr el objetivo de cero emisiones de carbono para 2050.
Además de la necesidad de anticiparse a estas medidas, Létourneau ha identificado cinco palancas que podrían motivar a las empresas a echar un vistazo a su huella de carbono:
- Ganar clientes
- Beneficiarse de préstamos de impacto
- Atraer talento
- Conseguir etiquetas
- Ofrecer un lugar de trabajo respetuoso con el medio ambiente.
¿Cómo pueden las empresas gestionar el cambio de paradigma medioambiental del carbono cero?
Para luchar contra las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir la huella de carbono, en los próximos años se aplicarán varias medidas en el ámbito empresarial. Por ejemplo, varios diputados han votado enmiendas a favor de un IVA reducido para los productos bajos en carbono: el IVA medioambiental.
Sin embargo, Simon Létourneau cree que la clave del éxito es sobre todo de carácter educativo: «Educamos a las empresas para que la gente pueda reducir su huella de carbono por sí misma. Es mejor explicar, animar a la acción, que tomar medidas en nombre de los diferentes interesados si queremos transformar la sociedad para bien. Por tanto, para ser sostenible, el cambio debe estar motivado por el deseo de hacerlo mejor, y no sólo por cumplir los criterios legislativos.»