Consumo Inteligente

¿Cuánto contamina Internet y qué podemos hacer para reducirlo?

Estudios recientes afirman que si Internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del planeta. ¿Cómo es posible?, te preguntarás. ¡Pero si internet está a nuestro alrededor, nos ayuda a ahorrar papel, no emite basura ni tiene tubos de escape!

Todo lo que hacemos en el mundo digital produce un impacto en el mundo real. Recientemente, Elon Musk ya mencionó lo insostenible que resultan ciertas prácticas digitales. En ese caso, se refería al minado de Bitcoin, pero esto es solo la punta del iceberg.

En este artículo te explicamos cuánto contamina Internet y te damos algunos consejos para, con un consumo más responsable, lograr una Internet más sostenible.


El tamaño de las infraestructuras que te mantienen conectado

Internet no es solo lo que ves en tu pantalla, ni una multitud de gráficos, cifras y letras viajando por la nube. Para que tú estés leyendo este artículo, es necesaria una gigantesca red de redes interconectadas. Estas redes están compuestas por ordenadores que almacenan datos y que se comunican entre sí mediante cables, cobre, fibra óptica, antenas emisoras, etc. Y, por supuesto, la red necesita energía para funcionar.

Cuando hablamos de Internet y de la nube nos referimos a algo tangible, que se extiende por todo el mundo, consume recursos, genera residuos y emite gases de efecto invernadero.

Por dar algunas cifras, Internet, en la actualidad, necesita:

  • 100 millones de servidores, agrupados en centros de datos o granjas, que necesitan refrigeración.
  • 90.000 kilómetros de fibra óptica submarina, repartida en 300 cables.
  • Más de 40 millones de antenas de telefonía.
  • Entre el 6% y el 9% de la energía mundial y se espera que esta proporción crezca del 10% al 20% hasta 2030.


¿Qué pasa cuando te conectas a Internet?

La palabra “nube” es muy bonita, pero es sólo un concepto metafórico. Cuando nos conectamos a Internet, en realidad, estamos intercambiando datos con grandes granjas de servidores situadas en cualquier lugar del mundo (la mayoría están en EEUU).

Nada más salir de tu ordenador, la señal se transmite a un centro de interconexión o RITI. Dese allí viaja a las centrales de las operadoras. Las operadoras se conectan entre sí y llevan la señal a los centros neutros, dónde se enlazan con las grandes redes Tier 1.

Para hacer una sencilla consulta en una página, nuestros datos han podido recorrer 16 servidores distintos, y haber cruzado el Atlántico en varias ocasiones.

¿Qué tipo de energía impulsa todas estas búsquedas? La electricidad, claro. De ahí el interés de las granjas de servidores de instalarse siempre en países donde obtengan una tarifa eléctrica barata. Pero, ¿Qué pasa con la huella de carbono?


La contribución del uso de Internet al cambio climático

Toda esta infraestructura constituye una brutal devoradora de recursos y energía. La mayoría de la electricidad que consume aún se genera en plantas de combustible fósil, con su consabido efecto para el cambio climático.

Algunas cifras para traducir este hecho a nuestra vida diaria podrían ser:

  • Una búsqueda en Google emite 0,2 gramos de CO2.
  • 10 minutos de Youtube, un gramo.
  • Un correo almacenado, 10 gramos de CO2 al año.

Hay que tener en cuenta que, en todo el mundo y en un solo minuto, se envían 190 millones de e-mails, se visualizan 4,7 millones de vídeos en Youtube, se realizan 4,1 millones de búsquedas en Google, se visualizan más de 700 mil horas de Netflix, se logean 1,3 millones de usuarios a Facebook o se envían casi 200 mil tuits. Si hacemos la multiplicación, el resultado empieza a parecer preocupante.

Y entre este gasto cabe especialmente destacar el derroche inútil de recursos en operaciones que nadie desea. Por ejemplo, el spam emite 28,5 millones de toneladas de CO2, y requiere de 104.000 millones de horas para su borrado.


¿Cómo podemos lograr que Internet contamine menos?

Una vez que nos hemos acostumbrado a una vida digital, cambiar nuestras costumbres es muy difícil. Sin embargo, sí podemos adquirir conciencia de lo insostenible que resulta un consumo digital irresponsable. No podemos dejar de comprar online o despedirnos de la noche a la mañana de nuestras redes sociales. Pero sí podemos reducir su consumo. Entre otras cosas, ten en cuenta estos consejos:

1. Piensa en tu consumo de internet como si aún tuvieras una tarifa de datos.

¿Te acuerdas cuando tenías los datos limitados en el móvil? Entonces no reenviabas cualquier vídeo tonto ni te permitías engancharte horas a Youtube. Si mantienes esa actitud, también con tu conexión a la red WiFi, estarás ayudando a reducir la contaminación de Internet.

2. Cierra las cuentas de correo que ya no usas.

A pesar de que crees que están inactivas, tus cuentas de correo electrcónico abandonadas siguen recibiendo spam que se acumula y consume energía.

3. Limpia tus cuentas de almacenamiento.

Lo mismo ocurre con las cuentas de almacenamiento de back-up, con tus fotos, películas, vídeos personales, etc. Si vuelcas en ellas cualquier contenido proveniente de tu móvil, ordenador o cámara, sin antes seleccionarlo, estarás consumiendo una gran cantidad de energía en almacenar basura.

4. Escoge bien tus dispositivos.

Los equipos cada vez son más eficientes, necesitan menos refrigeración, y eso les permite aumentar el rendimiento sin incrementar la huella de carbono. Leer el correo electrónico en una tablet o un smartphone contamina menos que arrancar el ordenador de sobremesa.

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